Los ocho días festivos del año pagano están basados en acontecimientos que dividen la Rueda del Año en partes prácticamente iguales. Yule y Lammas celebran los solsticios; Ostara y Mabon, los equinoccios; estas cuatro festividades coinciden con el momento en que el Sol está en el grado 0 de los signos cardinales. Imbolc, Beltane, Lughnasadh y Samhain/Shamain, aunque las celebramos en fechas fijas del calendario, astrológicamente ocurren en los días en que el Sol alcanza los 15º de los signos fijos.
La celebración de la Candelaria era llamada por los celtas Imbolc o Ambiwolka,
que significa “en el ombligo”, “en el vientre”, haciendo referencia por un lado
a que en esas fechas las ovejas ya estaban gestando y se preparaban para dar a
luz en primavera, y por otro lado que, en general, la Madre Naturaleza lleva en
su vientre gestando las semillas que se plantaron en Yule (solsticio de
invierno – 22/23 Diciembre) y que brotarán igualmente en primavera. Debido a
esta connotación, esta fecha era usada para realizar ritos de fertilidad y
también para celebrar matrimonios. Por el mismo motivo, también se aprovechaba
para bendecir las mujeres embarazadas y a los niños lactantes (la leche está
relacionada también con las ovejas, pues éstas la fabrican mientras están
gestando). [Como curiosidad, diré que tengo entendido que en Burgos capital la
Candelaria es una fiesta popular porque ese día las madres presentan a sus
hijos nacidos durante el año anterior a las iglesias para que la Virgen María
los bendiga].
Sin embargo, Imbolc es principalmente, de los ocho días festivos, uno de los cuatro festivales de fuego (otro muy importante que todos conocemos es Lammas, la víspera de San Juan). En este día recogemos dos cualidades importantes del elemento fuego. La primera es la capacidad que tiene de purificar. Imbolc es muy característico por ser un día de purificación y limpieza. Es tradicional que en este día se haga una buena limpieza de la casa y de uno mismo, tanto física como energéticamente. El motivo es quitar obstáculos a la germinación de las semillas en la tierra. Simbólicamente hablando, nosotros somos la tierra en la que disponemos continuamente nuestras semillas de esperanza, fuerza, compasión, amor..., y nuestro hogar es la tierra en la que nos cobijamos para crecer y madurar en todos los niveles, preparándonos para abrirnos a las bendiciones que podamos recibir más tarde en el exterior. Es un buen momento para hacer introspección y liberarnos de angustias, rencores, iras, apegos... y en definitiva cualquier cosa que impida nuestro avance en el camino, y así ser más fértiles para la Luz, que entrará en nosotros y dará sus frutos.
Ciertamente, la Luz es la segunda cualidad del fuego a la que apelamos en Imbolc. Para los celtas esta fecha corresponde al inicio de la primavera, y en todo caso en los primeros días de febrero ya se puede apreciar que los días se hacen más largos y por lo tanto hay más horas de Sol. Este despertar de la luz del Sol y de la cercanía de la primavera aleja de nuestro pensamiento el frío y gris invierno, cualquier pena y emoción negativa, y nos hace pensar que la oscuridad de la estación invernal permite la renovación de todas las cosas.
Los romanos tenían el equivalente a Imbolc, la Lupercalia, una fiesta romana del fuego y la fertilidad en honor a Pan (Fauno, Luperco, la Loba...). La Iglesia, para sustituir esta celebración pagana, optó por cristianizarla convirtiéndola en el Día de la Purificación de la Virgen María en el Templo (obra del papa Gelasio I, 492-496) pero que sigue recordando las características de purificación y luz. En la mayoría de los sitios se hacía una misa en la que se bendecían velas (candelas) de varios colores, cada color para un uso, y luego se repartían a los fieles. Estas velas se empleaban, por ejemplo, para prevenirse de los rayos y el granizo durante una tormenta, para ahuyentar los malos espíritus, para proteger a la familia de enfermedades (y también a los rebaños y a los animales de labranza), etc. Con las velas blancas se hacía una procesión durante ese día, y de ahí que a Imbolc se le llame el Día de las Candelas o La Candelaria; dichas velas luego se usaban también en la procesión de Semana Santa y en otras ceremonias religiosas. Las velas amarillas las usaban para los funerales y para iluminar durante la extremaunción a los moribundos. En algunos pueblos, la procesión de la Candelaria la hacían en los campos, y según el viento hubiese apagado muchas o pocas velas, se calculaba si el año sería próspero o escaso.
Finalmente, la energía de luz y de fuego es tan fuerte en esta fecha que en la wicca se aprovecha para hacer las iniciaciones y para rededicarse y reafirmar las promesas hechas para este año recién estrenado. Nosotros aprovecharemos también el poder que tiene la Candelaria, Imbolc.
Correspondencias con Imbolc:
• Aspecto de las Divinidades: la Diosa en su aspecto de virgen, pura y fertilizadora; el Dios, en su aspecto joven y de niño Sol.
• Hierbas, flores e inciensos: flores de la estación, todas las flores blancas y amarillas, salvia blanca, caléndula, semillas de azafrán, rosas, verbena, violeta, lavanda, mirra, vainilla, canela...
• Piedras: todas las blancas y de colores cálidos, como el cuarzo blanco, el citrino, la turmalina amarilla, el ámbar, el rubí, el granate, el zirconio, el coral, la ágata roja, el topacio, la cornalina, el jaspe rojo, el cuarzo rutilado, la adularia...
• Comida y bebida: frutas, lácteos (o derivados de la soja), miel y cereales o derivados, como el pan.
Sin embargo, Imbolc es principalmente, de los ocho días festivos, uno de los cuatro festivales de fuego (otro muy importante que todos conocemos es Lammas, la víspera de San Juan). En este día recogemos dos cualidades importantes del elemento fuego. La primera es la capacidad que tiene de purificar. Imbolc es muy característico por ser un día de purificación y limpieza. Es tradicional que en este día se haga una buena limpieza de la casa y de uno mismo, tanto física como energéticamente. El motivo es quitar obstáculos a la germinación de las semillas en la tierra. Simbólicamente hablando, nosotros somos la tierra en la que disponemos continuamente nuestras semillas de esperanza, fuerza, compasión, amor..., y nuestro hogar es la tierra en la que nos cobijamos para crecer y madurar en todos los niveles, preparándonos para abrirnos a las bendiciones que podamos recibir más tarde en el exterior. Es un buen momento para hacer introspección y liberarnos de angustias, rencores, iras, apegos... y en definitiva cualquier cosa que impida nuestro avance en el camino, y así ser más fértiles para la Luz, que entrará en nosotros y dará sus frutos.
Ciertamente, la Luz es la segunda cualidad del fuego a la que apelamos en Imbolc. Para los celtas esta fecha corresponde al inicio de la primavera, y en todo caso en los primeros días de febrero ya se puede apreciar que los días se hacen más largos y por lo tanto hay más horas de Sol. Este despertar de la luz del Sol y de la cercanía de la primavera aleja de nuestro pensamiento el frío y gris invierno, cualquier pena y emoción negativa, y nos hace pensar que la oscuridad de la estación invernal permite la renovación de todas las cosas.
Los romanos tenían el equivalente a Imbolc, la Lupercalia, una fiesta romana del fuego y la fertilidad en honor a Pan (Fauno, Luperco, la Loba...). La Iglesia, para sustituir esta celebración pagana, optó por cristianizarla convirtiéndola en el Día de la Purificación de la Virgen María en el Templo (obra del papa Gelasio I, 492-496) pero que sigue recordando las características de purificación y luz. En la mayoría de los sitios se hacía una misa en la que se bendecían velas (candelas) de varios colores, cada color para un uso, y luego se repartían a los fieles. Estas velas se empleaban, por ejemplo, para prevenirse de los rayos y el granizo durante una tormenta, para ahuyentar los malos espíritus, para proteger a la familia de enfermedades (y también a los rebaños y a los animales de labranza), etc. Con las velas blancas se hacía una procesión durante ese día, y de ahí que a Imbolc se le llame el Día de las Candelas o La Candelaria; dichas velas luego se usaban también en la procesión de Semana Santa y en otras ceremonias religiosas. Las velas amarillas las usaban para los funerales y para iluminar durante la extremaunción a los moribundos. En algunos pueblos, la procesión de la Candelaria la hacían en los campos, y según el viento hubiese apagado muchas o pocas velas, se calculaba si el año sería próspero o escaso.
Finalmente, la energía de luz y de fuego es tan fuerte en esta fecha que en la wicca se aprovecha para hacer las iniciaciones y para rededicarse y reafirmar las promesas hechas para este año recién estrenado. Nosotros aprovecharemos también el poder que tiene la Candelaria, Imbolc.
Correspondencias con Imbolc:
• Aspecto de las Divinidades: la Diosa en su aspecto de virgen, pura y fertilizadora; el Dios, en su aspecto joven y de niño Sol.
• Hierbas, flores e inciensos: flores de la estación, todas las flores blancas y amarillas, salvia blanca, caléndula, semillas de azafrán, rosas, verbena, violeta, lavanda, mirra, vainilla, canela...
• Piedras: todas las blancas y de colores cálidos, como el cuarzo blanco, el citrino, la turmalina amarilla, el ámbar, el rubí, el granate, el zirconio, el coral, la ágata roja, el topacio, la cornalina, el jaspe rojo, el cuarzo rutilado, la adularia...
• Comida y bebida: frutas, lácteos (o derivados de la soja), miel y cereales o derivados, como el pan.
Brighid, la diosa celta más relacionada con esta celebración, es también conocida como las Dos caras del Uno. En las leyendas que la describen tiene un lado de su rostro negro y feo, y el otro blanco y hermoso. El misterio de la novia se encuentra en la transformación anual de la Cailleach, la bruja del invierno, en la hermosa doncella de la primavera.
Brighid es la diosa de las artes y oficios, y como tal es el principio femenino de la Ildanach, la contrapartida de Lugh Lamhfada. Ella representa el potencial de todas las mujeres porque es la llama eterna que arde en el corazón de cada mujer, la Gael o Brighid Luna Coronada de la Llama Eterna. Este principio de la llama eterna continuó incluso después de la llegada del cristianismo en Irlanda. En el santuario del siglo quinto de Kildare, se mantiene el fuego eterno y sus doncellas, como las vestales romanas, nunca podían salir. El nombre de esta diosa se origina de las palabras en gaélico Breo-Saighit, lo que significa flecha ardiente. Las flechas de Brighid tienen muchos atributos. Como Diosa de los bardos, herreros y los médicos que es la llama de la inspiración poética y de la curación, y el fuego de la fragua divina. Como Pastora buena que vela por su rebaño, Brighid preside la cuna del bebé recién nacido. Es una práctica común para las mujeres de las Islas colgar cruces de serbal en las cunas de sus hijos mientras se recita un hechizo o una oración a Brighid para invocar su protección.
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