21 feb 2008

Regalos

A veces de Internet te llegan regalos inesperados, como este homenaje a Luz Casal que un/a desconocid@ internauta se ha tomado el tiempo de crear con mucha sensibilidad y ternura...
Yo, a mi vez, os lo regalo a tod@s. Espero que os guste...
COLORES (Dedicado a Luz Casal)
COLORES (Dedicado ...
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19 feb 2008

LESBIANAS EMPODERADAS

Ahora sí que no sólo es verdad, sino que además lo parece.
Quien nos viera en la reunión del sábado no tendría duda alguna: las lesbianas tenemos el poder. Éramos una treintena de mujeres poderosas, debatiendo sobre su futuro, diciendo sin tapujos lo que queremos y haciendo planes sobre cómo llevarlo a cabo.
Como cuenta nuestra compi Luisa, nunca en las reuniones del Área de Políticas Lésbicas de la FELGTB ha habido tantas mujeres. Ya cuando éramos diez nos dábamos por satisfechas. Y aun así, hemos ido haciendo nuestro trabajo poco a poco, unas pocas, como hemos podido, sin subvenciones, pagando los viajes de nuestro bolsillo, el alojamiento... siempre locas de ilusión por encontrarnos y un poco frustradas de ver que no llegábamos, que apenas podíamos seguir adelante, de que siempre había cosas por encima de nosotras a las que teníamos que dedicarnos por el bien común de las siglas LGTB. Y con todo eso, consolidamos unas jornadas lésbicas que, nos guste o no, y como advirtió Silvia Jaén, nos convierten en el referente de la comunidad lésbica en España. Y eso siendo unas pocas y unas desbordadas, que aparte de tener una vida personal y un trabajo, desempeñábamos otras labores en nuestras asociaciones .
El sábado me sentí, por fin, recompensada. Ese permanecer ahí contra viento y marea y sin dejar que cundiera el desánimo ha hecho el milagro: empezamos a ser legión, empezamos a dejar ver nuestro verdadero rostro, el que nunca se ha soportado ver. Llegan mujeres nuevas, ilusionadas, exultantes de entusiasmo. Es la cara de un puñado de mujeres fuertes que están dispuestas a cambiar las cosas para nuestro disfrute ¡por fin! y no sólo para el bien común...
Porque nuestr@s hij@s se lo merecen, nuestra salud lo merece, nuestra sexualidad lo merece, nuestro trabajo, nuestra imagen, nuestra vejez, NUESTRA VIDA.
Somos lesbianas orgullosas de serlo.
Y yo estoy tremendamente orgullosa de mis compañeras del Área y de nuestra coordinadora, Carmen G., que ha sabido mediar entre todas para que cada una le ofrezca al Área lo mejor de sí misma.
Además, para bordar nuestra suerte, las jóvenes (que arrasan) saben grabar, montar y editar nuestros eventos para sentirnos todavía más orgullosas de lo guapas que estamos...
Un par de ellos de nuestra compañera Silvia:

Concentración frente a la sede del PP el sábado 16:


Video de la reu del sábado:



Y algunas fotos de Mercedes:
http://www.box.net/shared/fao1ao4g0o

12 feb 2008

Defensa de mi DEA

No, no es que de pronto me haya liado con una yanqui de la brigada de estupefacientes a la que tengo que defender, ni mucho menos...
Mi DEA es mi Diploma de Estudios Avanzados, lo que en los tiempos aquellos lejanos en que terminé la carrera se llamaba (y se sigue llamando, le pese a quien el pese) "la tesina". Que es una especie de tesis, pero más pequeña... menos enjundiosa, como para ensayar... El caso es que a mí el "ensayo" me ha durado casi cuatro años, por dos motivos fundamentales
a) económico: mientras lo hacía tenía que trabajar simultáneamente para comer todos los días y tal (también lo combinaba con otras actividades suplementarias, como sacar mis perros, buscar novia, militar por las mujeres lesbianas, etc.)
b) puro vicio: es que siempre me tengo que buscar lo más difícil, no lo puedo remediar. ¿Que no hay agua en el desierto? Pues allá voy yo con el cántaro...

Busqué y busqué de lo que no había, o al menos eso decían... Busqué lesbianas. Lesbianas que hubieron escrito o que hubieran sido escritas. Que además hubieran escrito en España (en español o en alguno de los idiomas oficiales del estado español que no fuera el euskera, no por discriminar sino porque mis conocimientos sobre esta lengua son bastante limitados). Y ya para rematar la dificultad, que fueran accesibles.
(Tampoco me lo puse difícil del todo, que una es idealista, pero no masoquista. Me dediqué sólo al siglo XX y a la narrativa)
Tuve muchas ayudas. En la universidad, en el mundillo LGTB, en internet...
Pero la más importante fue la ayuda de mi esposa, mi muy amada esposa (y esto no va con coña), que poco a poco se iba incorporando a mi vida según crecían las páginas de mi trabajo: de amante ocasional pasó a amante oficial, de amante a prometida, de prometida a esposa no legal, de ilegal a legal después del 30J de ZA, y siempre como tesoro más preciado y mi compañera inseparable en todas nuestras deudas y alegrías, amén. Ni sin el apoyo siempre firme de mi padre, que haga lo que haga está orgulloso de mí, aunque llegara mañana y le dijera que he vuelto a la heterosexualidad (mi padre es que es holandés, es muy tolerante).
También ha sido imprescindible la ayuda de mis amigas, sin las que no disfrutaría de la vida ni me sentiría segura y cómoda en este mundo: Marta, Carmen, Inma, Belén, Amparo, Mavi, Maite, Esther, Chus, Nany, Nessa, Pilar, mis compañeras de las FELGTB... espero no dejarme ninguna, pero si me la dejo que me perdone, son los nervios del directo, jeje... La de mi perra Doni, que consigue quitarme el estrés más pertinaz dejándose acariciar el vientre, haciéndome reír con sus carantoñas...
Pero sé que aún hay otra ayuda, quizá la más importante de todas: la de las lesbianas que están en mi trabajo. Si las encontré donde menos me lo esperaba, si las vi a pesar de su invisibilidad, fue porque ellas quisieron. Sin su complicidad a través del tiempo, sin sus guiños inesperados cuando me creía en un callejón sin salida, sin sus palabras de aliento susurradas en mis sueños... no lo hubiera hecho. Gracias, queridas hermanas lesbianas.

El próximo 25 de febrero de las 17:00 a las 19:00 horas, en el Salón de Grados de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alicante, tendrá lugar la esperada defensa de mi DEA, con el título:

Yo no soy esa que tú te imaginas: el lesbianismo en la narrativa española del siglo XX a través de sus estereotipos


Será un acto público y gratuito (ojo, si alguien me quiere invitar a cenar después, no lo consideraré como un pago)
Este trabajo está dedicado a mi familia de Villajoyosa (Mi padre, Adriana, Pinky y Doni) y a mi familia de Vilafranca (Diana, Fuco, Rosa y Breogán).
Adriana con una nuble blanca (Pinky) y una maleducada sacando la lengua (Doni)

11 feb 2008

SER MAMÁS SIN SEMEN DE POR MEDIO


Parece que la utopía lesbiana va a dejar de ser ciencia ficción.
Según cuentan nuestras compañeras de LesNoticias "se pueden tener hijas con los genes de dos mujeres, por lo que se podría tener una hija natural de una pareja de LesBianas que quieran ser madres, sin que exista la adopción ni esperma por medio y de una forma “natural”, genéticamente hablando".
Un equipo de investigación de la Universidad de Newcastle ha creado primitivas células de esperma femenino con células madre embrionarias, un revolucionario experimento que podría dar lugar en un futuro a que dos óvulos fueran capaces de concebir sin intermediación del semen de un hombre. Ya en 2001 la doctora Orly Lacham-Kaplan, de la Universidad Monash, en Melbourne, había desarrollado una técnica parecida con células somáticas.

La primera vez que oí algo de esto fue en las I Jornadas Lésbicas de la Felgt en 2003 y me quedé a...n...o...n...a...d...a...d...a... no me podía creer que todas las lesbianas de la sala no se levantaran y aplaudieran. Lo dijo una doctora experta en inseminación artificial. Cuando terminó la intervención no pude evitar ir a preguntarle cómo no se había convertido esto en una noticia de repercusión masiva. "Este tipo de investigaciones no interesan", me contestó .
Más adelante, me enteré de que ya a finales de los 60, Valerie Solanas lo proclamaba en el Manifiesto SCUM (Society for Cutting Up Men, (Sociedad para Hacer a los Hombres Picadillo). Está claro que nadie le iba a hacer caso a una chalada como ella, que le pegó unos cuantos tiros al genial Andy Warhol, prostituta callejera y lesbiana radical. Una iluminada para las feministas, una pobre demente para la sociedad. Una visionaria, pienso yo, que los visionarios no pueden estar muy normales del todo, un espíritu y una mentes demasiado libres para su época (para cualquier época).
Si os interesa leerlo:
scum_manifiesto
scum_manifiesto.pd...
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http://www.lesnoticias.com/308/tener-hijos-biologicos-de-las-dos-madres/
http://www.sindominio.net/karakola/textos/scum.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Valerie_Solanas

8 feb 2008

Mamá y mamá, una filiación posible

Mis amigas Luisa y Nuria han decidido ser mamás.
Y más aún, han decidido convertirlo en un acto político, además de un acto de amor. Como ya hicieron con su boda, justo durante la visita del Papa Benedicto XVI en el V Encuentro Mundial de las Familias.
La experiencia supone, como podréis suponer valga la redundancia, un montón de trámites enojosos, esperas interminables y dificultades añadidas por el hecho de ser un matrimonio de lesbianas.
Actualmente, la ley permite que el hombre de la inseminación sea el marido. Pero en el caso de las mujeres (se sobreentiende solteras, no cabe la posibilidad de que una mujer sin un hombre no esté sola) el donante debe ser anónimo.
Resulta que Luisa tendrá que "adoptar" a su hij@ para poder constar como madre, siéndolo ya de derecho por su matrimonio con Nuria.
Hay un agujero en la ley en el que se está trabajando desde la militancia LGTB para conseguir cerrarlo. Si tenemos los mismos derechos hay que allanar los huecos de la administración, transformar incluso incluso la dinámica de instituciones, empresas y corporaciones, para que cumplan con la no discriminación a las personas LGTB.
Aquí tenéis su blog, porque estoy segura de que hay muchas parejas como la suya, angustiadas, preocupadas, incluso enfadadas ante las trabas, pero también profundamente emocionadas, empoderadas, enamoradas y luchadoras ante una de las experiencias más importantes en la vida de una mujer y que resulta de peculiar relevancia en este caso: es la experiencia más importante en la vida de DOS MUJERES.

Nuria y Luisa comparten su maravillosa experiencia contigo en:
http://www.mamaymama.blogspot.com/
(También la tenéis en "date un paseo")

4 feb 2008

Sohakiya: lesbiana en árabe

http://rincondelpoeta.webcindario.com/imagenes3/mujer_arabe.jpg

Un nombre que suena muy bien, "sohakiya", para designar a las mujeres que aman a otras mujeres en árabe. Conocer las dificultades por las que atraviesan las lesbianas en el mundo y en otras culturas, nos puede hacer reflexionar sobre la situación de privilegio que disfrutamos en España.
No olvidemos que no son las religiones las que nos condenan, sino los hombres que se apropian de sus mensajes y los acomodan a sus prejuicios y máximas morales, que pocas veces tienen que ver con la intención primigenia del mensaje... Ni la Biblia cristiana, ni el Corán, libros "santos" de las dos religiones más representativas de nuestro entorno, condenan o demonizan la homosexualidad.
Todo forma parte de una monumental tergiversación en las interpretaciones sobre las, supuestamente, "sagradas escrituras" que ha ido cambiando con el transcurrir del tiempo, según las diferentes jerarquías y demandas sociales de éstas.
Siempre, invariablemente, hemos sido las mujeres las peor paradas en el reparto de castigos. O se nos ha tratado de pérfidas o prácticamente de estúpidas que no saben qué hacer sin la benevolencia y buen sentido de los hombres. Todavía hoy, hace muy pocos días, cierto obispo muy cercano a mi terruña, comparaba anteriores etapas históricas donde las mujeres tenían "más capacidad de sacrificio", es decir, más tragaderas para aguantar los palos, las borracheras y los cuernos que "benévolamente" y con todo derecho amparado por el sistema legal y social, cometían los hombres contra ella. Pero llegó el feminismo y llegaron las rebeldes y se acabó el callarse la boca por un plato de lentejas.
No está de más recordar otros tiempos y echar un vistazo crítico a nuestro alrededor para agradecer nuestros logros y, más aún, ahora en tiempos revueltos de elecciones, votar con la cabeza por quien nos defiende e iguala a cualquier ciudadano, y no por quien nos condena o "benevolamente" nos quiere curar de nuestra enfermedad pecadora.
Os pego un artículo de La Estrella Digital para conocer la realidad de nuestras compañeras árabes.

Las lesbianas árabes salen del armario

Pioneras en una sociedad conservadora como la de Egipto, estas mujeres no siempre reciben la compresión de sus familias y llegan a rozar la ilegalidad

Son lesbianas, árabes y musulmanas, y no tienen pelos en la lengua para hablar de su homosexualidad. Pioneras en una sociedad conservadora como la egipcia, no siempre reciben la compresión de sus familias y rozan la ilegalidad. "En Egipto, hay dos tipos de lesbianas: las auténticas, que nacen así, y las que se convierten en lesbianas estando casadas, frustradas y aburridas de sus maridos, o incluso chicas jóvenes que todavía esperan a casarse", explica a Efe Jana.

S. Samhan/Efe

El Cairo

Jana, Nadine y Dalia, todos ellos nombres falsos, son lesbianas "de nacimiento", egipcias y musulmanas. Aunque pareciera complicado ser mujer y homosexual en un país árabe, dicen que no tienen problemas a la hora de ligar porque hay muchas lesbianas en Egipto y especifican que lo que más abundan son "mujeres cansadas de sus maridos que buscan divertirse y disfrutar con el sexo".

En el metro, en la calle, en las tiendas, "por todas partes pueden encontrarse lesbianas aquí", enumera Jana, mientras explica que deben ser cuidadosas para que no las descubran porque no están aceptadas socialmente y pueden ir a la cárcel, aunque la ley egipcia no prohíba explícitamente la homosexualidad. "Hay una norma sobre comportamiento indecente en la vía pública, aclara Nadine. En principio, fue creada contra la prostitución pero también se emplea contra los homosexuales".

Dalia, que lleva hiyab (velo que cubre el cabello), cumple con uno de los perfiles más extendidos entre las lesbianas egipcias. Casada y con dos hijos confiesa que no tiene trato carnal con su marido desde 1994 y, aunque asegura que nació homosexual, no "salió del armario" hasta ya casada.

http://www.telegraph.co.uk/news/graphics/2006/11/29/veil/v1.jpg

El boca a boca es esencial para la supervivencia de una "sohakiya" (lesbiana en árabe), así como tener conexión a internet, porque "existen correos electrónicos con los contactos de lesbianas de todas partes del mundo a través de los cuales se puede conocer a gente nueva", cuenta Jana.

A la hora de practicar el sexo, las lesbianas egipcias afirman que no lo tienen más difícil que en otras partes del mundo, siempre y cuando guarden las apariencias. "Mi novia se quedó un mes en mi casa y estuvimos durmiendo juntas en mi habitación, sin que pasara nada -recuerda Nadine. Mi madre siempre llama a la puerta de mi cuarto antes de entrar".

Asignaturas pendientes

Pese a que han roto muchos tabúes, la familia y los amigos siguen siendo una de las asignaturas pendientes: "Los únicos que lo saben en mi casa son mi madre y mi hermano, que dejó de hablarme por un año cuando le conté que era lesbiana, aunque ahora ha vuelto a dirigirme la palabra", indica Jana, quien afirma haber perdido amigos por haberse confesado homosexual.

Para ellas, buena culpa la tienen las interpretaciones erróneas del Islam. "Es una religión del perdón, de la compresión y extremadamente flexible", afirma Nadine, que dice no creer en otras interpretaciones.

Jana, que asegura haber leído el Corán entero, también asegura que el libro sacro no condena la homosexualidad, del mismo modo que se limita a "recomendar" y no obligar el velo. "Tan sólo hay un versículo en el que se habla de hombres que estaban practicando el sexo unos con otros y no hacían caso a sus mujeres, por lo que Dios los maldijo y decidió inundar la ciudad (de Sodoma)", relata Jana.

Nadine, Jana y Dalia señalan que la situación es mejor en el Líbano, donde hay bares exclusivos para gays y lesbianas, y mucho peor en otros países como Arabia Saudí. "En Arabia Saudí la forma de contactar con otras lesbianas es llamar a un número de teléfono al azar y si contesta una mujer es que es lesbiana, porque se supone que ellas no pueden responder al teléfono, sino los hombres", dice Jana.

Por su parte, en Egipto, aunque no es un país tan conservador como Arabia Saudí, no hay locales que se anuncien sólo para homosexuales, pero sí puntos de encuentro conocidos solo por ellos, entre los que hay hoteles, restaurantes y hasta peluquerías.

invocacion web.jpg.
del libro "Reina de Reyes"
fotógrafo: Jose Manuel Saez Pertusa

Reyes Caballero

Artículo: http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=mun&fech=01/02/2008&name=egipto

1 feb 2008

Lesbiana, ¿palabra maldita? (II)




La lesbiana como Sujeto histórico.

Resulta complicado definir un sujeto histórico cuando éste ni siquiera se define correctamente en la lexicografía. Calero advierte que en los diccionarios más utilizados (DRAE, DUE, DEA, CLAVE, DSLE, DIPELE)[1], los términos con los que se designa la homosexualidad y la heterosexualidad, a los homosexuales y a las lesbianas son voces especialmente susceptibles de ser objeto de censura, dada su estrecha relación con el tabú lingüístico (Calero 2002:52). Según la autora, la ideología que subyace en ellos es la óptica del español católico o la perspectiva del varón de buenas costumbres, donde se encuentra lo moralmente sancionado, por lo que lexicógrafos y lexicógrafas tienden a dejarse llevar por sus opiniones acerca de comportamientos distintos a los heterosexuales.

Para Moliner lo que está fuera de la heterosexualidad es una depravación; para los académicos, la homosexualidad es una inclinación, como el afrancesamiento, el catalanismo o el clericalismo, por ende, algo sujeto a la voluntad y a la preferencia, cosa que en absoluto dicen (y piensan) de la heterosexualidad, que parece ser para ellos el único comportamiento natural (Calero 2002:58).

El lesbianismo se lleva, una vez más, la peor parte. En primer lugar, por la asimetría numérica en los vocablos: 47 entradas para el varón homosexual, sólo 4 para la mujer homosexual[2]. Este desequilibrio designativo “es un reflejo del desequilibrio social que existe entre ambos colectivos y, en última instancia, es resultado de la desigualdad entre mujeres y varones en nuestra comunidad hablante” (Calero 2002:81). No deja de recordarnos que “pertenecemos a una cultura androcéntrica, que no deja espacio a las mujeres y ningunea sus experiencias, sensaciones, sentimientos, inclinaciones, etc.” por lo que “el resultado final es no solo que apenas existe verbalmente la sexualidad femenina, sino que el lesbianismo –que no preocupa a una sociedad que vive bajo una mirada heterosexual masculina- está casi ausente del léxico”. En todos los diccionarios que analiza encuentra mecanismos ocultadores, bien sea por utilizar remisiones, bien por la inespecificidad de lo que describen[3].

Más allá de la simple definición del diccionario, está la propia etimología de la palabra lesbianismo y sus más usuales sinónimos cultos como safismo o tribadismo, que nos remiten a la cultura griega y, por lo tanto, a la occidental. De ello que se deriva que los tímidos intentos por historiar las manifestaciones lesbianas se circunscriben a la cultura occidental y una vez más, se cae en la normativización de nuestra cultura y se obvian y marginan otras manifestaciones culturales (Martin 1994:342).[4]

Ahondando un poco más en la legitimidad de la palabra lesbiana, si ésta se define sólo en base a sus preferencias sexuales ¿es la mujer lesbiana entonces merecedora de una investigación histórica seria o merece una atención limitada, como curiosidad sociológica o antropológica, del mismo modo que merecerían esta atención los hábitos sexuales de un grupo de población en determinado período histórico?

Para Cottingham (2000:3) no hay duda de que “el término preferencia sexual impide de forma deliberada una comprensión global de lo que son las lesbianas y el lesbianismo al relegar nuestra historia y nuestros cuerpos al limitado espacio de la relación sexual”. Ya que la relación sexual lesbiana va más allá de un contacto físico, siendo un acto trasgresor de la heterosexualidad impuesta políticamente, ser lesbiana no deja de ser revolución, lo cual nos lleva al planteamiento del lesbianismo como lucha política, una revisión relativamente reciente del concepto de la relación lesbiana como algo más allá de la esfera privada de la sexualidad, llegada desde Estados Unidos y que tiene como punto de partida el histórico artículo de Adrianne Rich de 1980, que “constituye la formulación por excelencia de cierta concepción de la relación entre la sexualidad y la política que postula explícitamente que el lesbianismo es una cuestión de identificación genérico sexual” (Martin 1994:348). El lesbianismo militante de finales del siglo XX es el que lo dota de carga política y de sentido de pertenencia a un grupo que sigue un programa beneficioso para el feminismo.

La lesbiana debe definirse, en mi opinión, no sólo como la mujer que practica relaciones sexuales o mantiene vínculos afectivos eróticos con otras mujeres, sino que además se autodefine como tal y defiende su postura frente a otras definiciones.

Insisto también en que, para la construcción de un sujeto lesbiano hay que revisar la noción de una identidad fija puesto que, según Mary Nash:

[…] existen otras formas de identificación cultural que no reflejan una sola identidad y experiencia vividas, sino la construcción y reconstrucción constante de identidades individuales y colectivas en función de las transformaciones inducidas por el contexto, los cambios, el ejercicio del poder cultural y las agencias subjetivas de las personas (Nash, 100).

Al haber cuestionado desde los estudios de género la noción de una categoría de mujer homogénea, poniendo de relieve la pluralidad de este colectivo y constatando las diferencias de clase, raza, edad, ubicación territorial, formación cultural y preferencia sexual, se allana el camino a la hora de definir el sujeto lesbiano (a la vez que lo complica por lo extremadamente complejo de su diversidad) y permite no caer en presupuestos universalistas acerca de la experiencia de mujeres que aman a otras mujeres[5].

Durante mucho tiempo no fue necesario “decir” a la lesbiana, un tiempo no acorde con la palabra pecado, del que nos quedan vagas referencias e imágenes fragmentadas como las de un mosaico de Gaudí. Con el advenimiento del patriarcado y de la fe monoteísta se empezaron a crear los términos oscuros para designar a las “evas” y “lilits” transgresoras. Luz Sanfeliu nos propone un recorrido histórico “por la autobiografía de la identidad” lesbiana en base a una serie de imágenes. En esta primera imagen

[…] lo primero que encontraríamos sería muchas páginas en blanco, o tal vez, algunos grabados deteriorados y fragmentarios con nombres equívocos al pie. Las denominaciones de hetairas, viragos, pecadoras contra natura, tríbadas, atienden a una terminología múltiple que en el pasado no acababa de concretarse de una forma precisa (Sanfeliu 2007:28).

De esta indefinición, ausente de documentación, nos vamos al XIX, al período donde se concibe el lesbianismo como enfermedad y se medicaliza

Estampa oscura y represiva en este álbum de recuerdos que muestra como una heterosexualidad única y compacta se definió como el patrón de normalidad, natural por naturaleza, en contraposición a una homosexualidad también única y compacta, pero antinatural y reducida a los límites de la desviación (Sanfeliu:30).

Y he aquí que a este ser recién nacido para la ciencia y para el mundo, se decidió llamarle “lesbiana”, alguien oriunda de la isla de Lesbos. ¿Por qué?

El uso de la palabra "lesbiana" para nombrarnos es una clara evasión. Un sofisticado eufemismo. Para nombrarnos, hay que referirse a la isla de Lesbos, que a su vez es una referencia indirecta a la poeta Safo (que, dicen, allá vivía), lo cual, a su vez, es otra referencia indirecta a los fragmentos de su poesía que han sobrevivido a algunos milenios de patriarcado; lo cual, a su vez, (si no se han perdido todavía) es una prevención profiláctica de la mención directa de la clase de criatura que escribió tales poemas o a quién se los dedicó... calculando que una conoce el contenido de dichos poemas, escritos en un dialecto del griego, hace más de 2,500 años, en una pequeña isla, ubicada en el oscuro Mar Egeo. Ésta es una asombrosa proeza de silencio[6].

Con “tribadita” y“safista” tenemos el mismo caso (aunque el Oxford introduce una distorsión en safista “persona adicta a las relaciones antinaturales entre mujeres"). El resto de designaciones, al menos en los diccionarios españoles, son despectivas: tortillera, bollera y marimacho. Pero esto no se debe a que no existan más términos que designan a la lesbiana. Es curioso que la parquedad de términos se halle en los diccionarios que recogen la lengua estándar (es decir, la lengua del poder), mientras que en la lengua coloquial y marginal se pueden encontrar multitud de términos, algo que se debe más bien a la tendencia a ignorar a la lesbiana.

La lesbiana tiene la capacidad de ver a las mujeres, una amenaza para la falocracia. Cuando se demuestra esta sospecha, es rápidamente borrada de la realidad porque sólo los varones tienen la prerrogativa de concebir a la mujer como objeto. Pero la lesbiana no sólo las ve, sino que se identifica con ellas, las siente y las comprende, las ama, son su propio espejo, sujeto a su lado en lugar de objeto, y tal simbiosis es peligrosa para las estructuras jerárquicas del poder masculino.

El principio del Verbo (y al mismo tiempo del silenciamiento) para el lesbianismo occidental es, sin duda, Safo. La poeta griega no tiene únicamente el mérito de iniciar la tradición lesbiana, sino que, más universalmente, es la primera autora que establece el repertorio de los síntomas amorosos en la lírica, con la peculiaridad de hacerlo desde un sujeto femenino a otro. Es la primera vez que se canta el deseo y el cuerpo de la mujer por el puro placer que provoca, sin mencionar sus funciones reproductoras. Los autores líricos posteriores más inmediatos (Cátulo, Horacio, Lucrecia, Plutarco, etc.) se apropian de su modelo y hacen con él una “operación de transformismo literaria” que convierten al yo femenino en un yo masculino (Benegas 2000:85-90). Simultáneamente a esta impostación, empieza un proceso de difamación y descalificación que, según Benegas se ramifica en tres versiones:

- La seductora madura que corrompe jovencitas en lugares cerrados y sólo para mujeres (internados, conventos, prisiones…)

- La musa sin cuerpo, es decir, sin deseo, que deriva del platonismo. La calidad literaria de Safo es tal que no puede pertenecer a una mujer terrena, debe seguir siendo pues, una construcción ficcional.

- La mujer trasgresora que recibe un castigo ejemplar por seguir sus deseos y que además se atreve a consignarlo por escrito, por lo que el único destino posible es la muerte (de ahí el prestigio del suicidio en las escritoras posteriores que consuelan su imposibilidad de erigirse en “clásicos” literarios convirtiéndose a sí en mitos trágicos). Sirve de advertencia para el resto de las mujeres y marcará profundamente la literatura de las escritoras lesbianas hasta la modernidad, las que atreviéndose al fin a asumir y practicar su lesbianismo no pueden sino acabar trágicamente la peripecia de sus heroínas con suicidios, muertes violentas, prisión o, como mínimo,



dramáticas separaciones de la mujer que aman (Benegas 88-89)[7].

La lesbiana fue dicha a través de la Historia siempre en términos negativos, despectivos, insultantes. De enferma mental y depravada a víctima de la falta de compasión de la sociedad. La imagen de la lesbiana del XIX no tiene otra forma para expresar su diferencia que adoptar la estética y el comportamiento masculinos, elección que la separa aún más de lo establecido. Surgen los discursos sobre la sexualidad y sus connotaciones políticas, surgen también los binarismos reduccionistas y excluyentes en los que la lesbiana siempre se encuentra en el lugar más desfavorecido: hombre/mujer, heterosexual/homosexual, homosexual/lesbiana. La lengua es construida por el hombre y su poder está en sus manos.

Pero a principios del siglo XX, la mujer ya ha conquistado parcelas del lenguaje como la escritura y ha nacido un nuevo discurso, el de las mujeres, que facilitará un poco la expresión de la identidad lesbiana. Es la tercera imagen de Luz Sanfeliu:

[…] a finales del siglo XIX, el reconocimiento del lesbianismo como categoría cultural había dotado a las experiencias homoeróticas femeninas de claves sociales de interpretación. Es decir, se había conformado un nuevo modelo de identidad y estaban más o menos establecidos y consensuados los rasgos que caracterizaban el “ser” lesbiana. A partir de este “modelo” algunas lesbianas comenzaron a decir públicamente quiénes eran dando a las vivencias de su sexualidad, supuestamente desviada, unos nuevos contenidos (Sanfeliu 2007:30-31).

No sólo eso, sino que nace por primera vez el intento de creación del discurso lesbiano por las propias lesbianas en el París de la Rive Gauche, donde las intelectuales más destacadas del modernismo aprovechan el experimentalismo del movimiento para explorar nuevas formas de decir su realidad. Los objetivos del discurso de estas autoras han perdurado hasta hoy, aunque en su tiempo no fueran valorados e incluso se criticara y arrinconara su producción literaria (naturalmente por la crítica masculina).

Es el nacimiento del orgullo lésbico, encarnado en la poderosa figura de Natalie Barney, que creó un nuevo Lesbos en la orilla izquierda del Sena.




[1] DRAE: Diccionario de la Real Academia Española, DUE: Diccionario del Uso del Español de María Moliner, DEA: Diccionario del Español Actual, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, DSLE: Diccionario Salamanca de la Lengua Española, DIPELE: Vox-Diccionario para la Enseñanza de la Lengua Española.

[2] Lesbiana, bollera, marimacho y tortillera, tres de ellos despectivos. Lesbiana, que proviene de Lesbos, la isla donde Safo cantó el amor entre mujeres; tortillera, que procede de la tradición femenina de elaborar las tortillas, más en América Latina que en España; marimacho: despectivo que designa a las lesbianas o mujeres hombrunas; bollera, de boyera, palabra que en masculino designa al zagal que pastorea los bueyes, un oficio reservado a los hombres, por lo que en femenino designa a una zagala que no actúa de acuerdo a las labores propias de su género. Curiosamente, en la zona caribeña, donde no se usa apenas este término, “bollo” significa vulva por su aspecto abultado y goloso (Fernández Rasines 2002:5-7). Más recientemente, Fernández Rasines vuelve a reflexionar sobre el tema en el artículo «Homoerotismo y la búsqueda del reconocimiento» (Simonis 2007:41-51).

[3] El CLAVE y el DSLE omiten que se refiera a relaciones sexuales o amorosas, así que, si acudimos a ellos, “alguien podría interpretar que es lesbiana toda mujer que se sienta fascinada o atraída por alguna cualidad (física, psíquica o moral) que posea otra mujer”(Calero 2002:85). La definición más curiosa e inexacta es la de DIPELE: “Mujer que se siente atraída sexualmente por otras mujeres; mujer que tiene movimientos y actitudes que se consideran propios de los hombres”. Aunque sí recoge la realidad de la relación sexual, equipara lesbiana a mujer varonil u hombruna (machorra o marimacho, como se dice vulgarmente), por lo que descarta de la definición a todas las lesbianas de aspecto andrógino o femenino. “Individualizadas las seis obras lexicográficas revisadas, el DRAE-1992 y el DUE incluyen valoraciones subjetivas e ideas obsoletas sobre la homosexualidad y los homosexuales, y parecen desconocer la existencia de las lesbianas”(Calero 2002:88), de lo cual concluye Calero que la posición de la lesbiana en el léxico español es un ente mal definido y casi invisible. Es mucho más práctico recurrir a los diccionarios específicos de la sexualidad, que, exentos de prejuicios, suelen ser más honestos y mayormente más objetivos y, por supuesto, resulta imprescindible acudir a los especializados (aunque sumamente escasos) en la cultura homosexual, como el ya citado de Mira, si realmente se quiere conocer la realidad de la cultura gay o lésbica; obras, que naturalmente, consulta una minoría y que no son significativos para la educación y la formación de la sociedad en términos de influencia. Aunque no escapan tampoco del empeño universalizador del concepto, como el de Claudio Alarco Von Perfall (1988:329), que categoriza el lesbianismo como una entidad fija, que sienten y viven todas las lesbianas por igual “La lesbiana vive su disposición de una manera menos tensa y conflictiva que el varón homosexual; sus relaciones amorosas son siempre más estables y persistentes” y no puede evitar buscar causas que lo expliquen o justifiquen, como si de una desviación se tratara “odio al padre o al hermano y como consecuencia, a todos los hombres; educación puritana; trauma producido por una violación en la infancia; miedo a tener hijos; rebeldía contra la discriminación de las mujeres en nuestra sociedad, etc.

[4] Ya nos previene de lo que puede suponer el olvido de otras categorías a la hora de definir los textos lesbianos (autobiográficos en su caso) Biddy Martin: […] los escritos de Moraga, Anzaldúa y otras participan en el intento de prestar atención a las complejas intersecciones de raza, género sexual y orientación sexual, intentos que de modo directo e indirecto se oponen a la presuposición de que no hay diferencias en el seno del “yo lesbiano” y de que autoras, sujetos autobiográficos, lectoras y críticas lesbianas pueden ser agrupadas y marginalizadas como idénticas entre ellas e independientes de cuestiones de raza, clase, sexualidad y etnia.

[5] Parafraseando a Nash (2002:99), donde he cambiado la palabra mujer por lesbiana.

[6] Félix Rodríguez ha recogido más de 70 términos relacionados con el lesbianismo que circulan entre los hablantes (Diccionario gay/lésbico, en prensa, Madrid, Gredos).

[7] Obsérvese cómo coincide la visión de Benegas con la mía del estereotipo lesbiano que desarrollo más adelante.

Fragmento del Trabajo de Investigación Yo no soy esa que tú te imaginas. El lesbianismo en la narrativa española del siglo XX a través de sus estereotipos. Angie Simonis, Universidad de Alicante, 2007.