En épocas remotas, las mujeres se sentaban en la proa de la canoa y los hombres en la popa. Eran las mujeres quienes cazaban y pescaban. Ellas salían de las aldeas y volvían cuando podían o querían. Los hombres montaban las chozas, preparaban la comida, mantenían encendidas las fogatas contra el frío, cuidaban a los hijos y curtían las pieles de abrigo.
Así era la vida entre los indios onas y los yaganes, en la Tierra del Fuego, hasta que un día los hombres mataron a todas las mujeres y se pusieron las máscaras que las mujeres habían inventado para darles terror. Solamente las niñas recién nacidas se salvaron del exterminio.
Mientras ellas crecían, los asesinos les decían y les repetían que servir a los hombres era su destino. Ellas lo creyeron. También lo creyeron sus hijas y las hijas de sus hijas.
Eduardo Galeano
1 comentario:
tanta tristeza por todas las mujeres que a lo largo de la historia de la humanidad han derramado su sangre y sus lagrimas, y pensar que todavia la historia se repite, y muchos hombres siguen repitiendo que las mujeres son para servirles, y aun muchas mujeres lo creen, yo espero, tengo esperanza de que un dia todas las mujeres del mundo sean libres completamente, porque las carceles mentales, las cadenas culturales, de estereotipos son las mas dificiles de romper.
Espero que pasaras un feliz dia de la mujer
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