Si luchar por los propios derechos, aun hasta la muerte en situaciones máximas, es ser feministas, ellas fueron las primeras. Si aliviar y acompañar el dolor de otras mujeres es ser feministas, ellas fueron las primeras. Si enfrentar la opresión y negarse a la sumisión frente a lo que hoy llamamos patriarcado es ser feministas, ellas fueron las primeras.
Si contribuir a sanar espíritus y cuerpos forma parte del ser feministas, ellas también fueron las primeras. Si constituirse en reservorios de la cultura, de los secretos de la sanación y las sabidurías ancestrales ha conformado el cuerpo teórico del feminismo, ellas fueron las primeras académicas.
Si los saberes que hoy reivindicamos como intuición, sexto sentido, corazonada o don de brujas son parte de la savia que alimenta nuestra vocación feminista, ellas, las que se enfrentaron, las que resistieron, las que sobrevivieron a las llamas con su ejemplo de estoicismo y de sapiencias, fueron las mejores.
Si la noción de sororidad —ese otro tipo de solidaridad— tuvo un origen en la hermandad y la identificación entre mujeres; ellas, las incineradas, fueron las primeras sororarias.
Un nuevo Encuentro Continental de Feministas de América Latina y el Caribe acaba de hacer nidos y multiplicar esperanzas en ese México que vio la Inquisición y a los primeros invasores de nuestras tierras, a los patriarcas de barbas y de caballos.
Los desmanes y atropellos llegados desde la España del medioevo trajeron fuegos de muerte, violaciones y todo tipo de engaños a la población originaria, cuyas mujeres se vieron forzadas a reproducir la economía y los genes de los recién llegados.
Los sufrimientos de entonces, muchos de ellos narrados por las mujeres, dieron esencia a ese maravilloso libro que Miguel León Portilla llamó Visión de los Vencidos: "La tierra se acedó, se acedó la comida...", conmovedora expresión de tristeza de las que, sin poder comprender, supieron que la época que se iniciaba casi seguro sería peor, especialmente para ellas.
Si contribuir a sanar espíritus y cuerpos forma parte del ser feministas, ellas también fueron las primeras. Si constituirse en reservorios de la cultura, de los secretos de la sanación y las sabidurías ancestrales ha conformado el cuerpo teórico del feminismo, ellas fueron las primeras académicas.
Si los saberes que hoy reivindicamos como intuición, sexto sentido, corazonada o don de brujas son parte de la savia que alimenta nuestra vocación feminista, ellas, las que se enfrentaron, las que resistieron, las que sobrevivieron a las llamas con su ejemplo de estoicismo y de sapiencias, fueron las mejores.
Si la noción de sororidad —ese otro tipo de solidaridad— tuvo un origen en la hermandad y la identificación entre mujeres; ellas, las incineradas, fueron las primeras sororarias.
Un nuevo Encuentro Continental de Feministas de América Latina y el Caribe acaba de hacer nidos y multiplicar esperanzas en ese México que vio la Inquisición y a los primeros invasores de nuestras tierras, a los patriarcas de barbas y de caballos.
Los desmanes y atropellos llegados desde la España del medioevo trajeron fuegos de muerte, violaciones y todo tipo de engaños a la población originaria, cuyas mujeres se vieron forzadas a reproducir la economía y los genes de los recién llegados.
Los sufrimientos de entonces, muchos de ellos narrados por las mujeres, dieron esencia a ese maravilloso libro que Miguel León Portilla llamó Visión de los Vencidos: "La tierra se acedó, se acedó la comida...", conmovedora expresión de tristeza de las que, sin poder comprender, supieron que la época que se iniciaba casi seguro sería peor, especialmente para ellas.
Una semejante realidad patriarcal
En el último año han muerto en el mundo más de medio millón de mujeres por parto o problemas con el embarazo. De ellas, tres por ciento fueron latinoamericanas o caribeñas. República Dominicana aportó 160 por cada 100.000 nacidos vivos, según el último Estado Mundial de la Infancia 2009, de Naciones Unidas.
Todavía el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y a interrumpir los embarazos no deseados es objeto de fuerte controversia con las iglesias, el segmento más retardatario de este país, aun con esa realidad terrible de estar Dominicana en el cuarto lugar de mayor mortalidad materna, sólo superado por Haití, Bolivia y Perú.
Todavía el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y a interrumpir los embarazos no deseados es objeto de fuerte controversia con las iglesias, el segmento más retardatario de este país, aun con esa realidad terrible de estar Dominicana en el cuarto lugar de mayor mortalidad materna, sólo superado por Haití, Bolivia y Perú.
La situación tiene bastante parentesco con las cifras de quemadas por la Inquisición, acusadas de brujas o sanadoras. Un artículo de la colombiana Rosalba Moreno calcula en nueve millones de personas las incineradas.
Se sabe hoy que 80 por ciento fueron mujeres, cálculo corroborado por la española María Fuentes en su libro Mujeres y salud desde el sur. "La gran mayoría eran sanadoras, curanderas y comadronas, que eran acusadas de poseer sexualidad —porque la ejercían, presume la autora—, de estar organizadas y de poseer conocimientos médicos y ginecológicos", escribe Moreno.
"Mientras que, a finales del siglo XVI, una partera —Agnes Simpson— es quemada en la hoguera por intentar disminuir el dolor del parto entre las mujeres, por ese mismo hecho, dos siglos más tarde, se le da el rango de Lord al médico que asistió a la reina Victoria de Inglaterra en su parto", agrega.
Se sabe hoy que 80 por ciento fueron mujeres, cálculo corroborado por la española María Fuentes en su libro Mujeres y salud desde el sur. "La gran mayoría eran sanadoras, curanderas y comadronas, que eran acusadas de poseer sexualidad —porque la ejercían, presume la autora—, de estar organizadas y de poseer conocimientos médicos y ginecológicos", escribe Moreno.
"Mientras que, a finales del siglo XVI, una partera —Agnes Simpson— es quemada en la hoguera por intentar disminuir el dolor del parto entre las mujeres, por ese mismo hecho, dos siglos más tarde, se le da el rango de Lord al médico que asistió a la reina Victoria de Inglaterra en su parto", agrega.
Artículo al completo en:
http://laciudaddelasdiosas.blogspot.com/2009/03/republica-dominicana-reivindicacion-de.html
1 comentario:
Somos brujas!
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